Los términos peligro y riesgo a menudo se usan como sinónimos, aunque sus significados son bastante distintos. El peligro se define en 1999 como una fuente o situación con potencial de daño en términos de lesiones o enfermedades humanas, daños a la propiedad, al medio ambiente o una combinación de estos. En otras palabras, el peligro se relaciona con una posibilidad. El riesgo, por otro lado, es la posibilidad o probabilidad de que el peligro cause daño o perjuicio. El grado o la magnitud del riesgo está determinado por la duración de la exposición, más probablemente de la exposición y la frecuencia de la exposición.
Por ejemplo, un baño que contiene ácido clorhídrico (utilizado para grabar metal) puede ser peligroso, pero solo presenta un riesgo para los trabajadores si están trabajando cerca y podrían estar expuestos al ácido y sufrir lesiones.
Las fibras de asbesto, que están firmemente incrustadas en una matriz como las láminas de cemento de asbesto (que se encuentran en los techos de la década de 1950), pueden ser peligrosas. Sin embargo, solo existirá un riesgo si las fibras se liberan de la matriz, se transportan por el aire y se inhalan. Esto puede ocurrir si el techo se limpia con agua a alta presión, spray o si el techo está roto.
Peligro = posibilidad de que una secuencia de eventos cause daños o perjuicios
Riesgo = probabilidad de que una secuencia de eventos cause daños o perjuicios. La combinación de frecuencia, duración y gravedad de la exposición.
El concepto de evaluación de riesgos es fundamental para el marco legislativo de seguridad y salud en el trabajo de México. Esto se extiende a los riesgos de higiene ocupacional y la realización de evaluaciones de riesgos obligatorias para riesgos específicos, como la manipulación manual y los productos químicos. Si bien el riesgo per se puede evaluarse utilizando varios métodos, es importante identificar los supuestos y las limitaciones que acompañan al proceso. Las evaluaciones de riesgos cuantitativas de los peligros de higiene ocupacional generalmente implican la medición de la exposición y la comparación con un punto de referencia validado científicamente. Se tiene en cuenta la naturaleza del peligro, el ciclo o patrón de exposición y el conocimiento sobre los efectos agudos y crónicos en la salud del agente. Debido a los problemas complejos asociados con la interpretación de los datos, estos tipos de evaluaciones de riesgos son mejor realizados por higienistas ocupacionales calificados y experimentados. La mala interpretación de los resultados de la exposición es un problema grave con ramificaciones legales tanto para un empleador que maneja el riesgo como para comprometer potencialmente la salud de los trabajadores.
La evaluación cualitativa del riesgo se realiza evaluando los tres componentes del riesgo y la secuencia de eventos más probable. Por ejemplo, la frecuencia de exposición puede juzgarse como “rara” u “ocasional”. La duración de la exposición puede variar de “constante” a “menos de una vez al día”. La gravedad del resultado se puede medir por su magnitud, como “muerte” o “lesiones menores”.
La gestión de riesgos como profesión incorpora muchas fuentes de pérdida. Para que una organización gestione las pérdidas potenciales, se promueve una filosofía de reconocimiento, evaluación y control. Sin embargo, dependiendo de las experiencias y creencias de una persona, pueden abordar la tarea de diferentes maneras. Esto podría deberse a su percepción del riesgo.
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